viernes, 26 de marzo de 2010

El rock londinense y la roña correspondiente


Título alocado el de hoy, pero como siempre tiene su explicación...

Capítulo 1: El rock está ahí

Para comenzar esta narración debemos remontarnos al sábado pasado, casi una semana, cuando tras casi un mes y medio en estas tierras al fin quedé con un buen amigo medio peruano, medio gato y podria decir casi cuarto y mitad londinense.
El mundo es un pañuelo (no por la mierda que rebosa en cada esquina), ya que conocí a este personaje en mi anterior visita express a la isla el pasado Septiembre.
Vine para asistir a una Master Class (conferencia en castellano viejo) a la escuela de cine de Londres, y en el descanso para comer escuché castellano parlantes, obviamente me acerqué a hablar con ellos y allí estaba el amigo en cuestión.
Tras unos meses sin mantener contacto, me encontró en la más famosa de las redes sociales (si, sirven a veces para algo más que plantar tomates virtuales) debido a que apareció un artículo sobre un corto en el que hice el sonido en la revista SAE mundial.
Primera coincidencia: encontrarnos casualmente en un artículo.
Segunda coincidencia: él estudió en SAE Madrid, justo en la misma época en que lo hacía un conocido mío (digo conocido porque es lo máximo a lo que puede aspirar esa persona, simple cortesía, ya me entendeis)
Tercera coincidencia: hizo un curso de radio en una ciudad al sur de Madrid en el que conoció a otro buen amigo, de esos que tocan las cuatro cuerdas.
En fin, todos estamos conectados de una forma u otra, aunque no me enorgullece estarlo a según qué personas.

Lo que el sábado en cuestión prometía eran unas pintas por la tarde para ponernos al día de nuestras vidas e informarme de la vida en estos lares (él lleva 3 años), acabó siendo una noche memorable.
Tras la segunda pinta me informó qué él tenía ganas de fiesta, pues ya eramos dos, y como tres no son multitud en este caso (ni en otros que no voy a detallar, por si luego me califican el blog para mayores de 18), llamamos al amigo somoserrense que se apunta a un bombardeo.
Ya que estábamos en la otra punta de la city, entramos al bar de rock más cercano para hacer tiempo y calmar nuestra galopante sed.
Brixton, ese es el barrio del sur londinense en el que nos encontrábamos, algo alejado del centro pero muy recomendable para salir.
No recuerdo el nombre del bar, pero creo que recuerdo como ir y estoy seguro de que volveré.
Pequeño, algo oscuro, con un escenario (pequeño tambien, es fisicamente imposible hacerlo mayor) pero con un ambiente buenisimo.
Pintas baratas (dentro de lo que es Londres) y conciertos todos los días, nosotros vimos dos grupos, aunque tocában tres más luego.
Por lo que me dijo el compañero, depende del día te pueden tocar bandas acústicas, de electro jazz o cualquier estilo, pero tuvimos suerte y vimos dos grupos de hardcore mezclado con indie y algo de rock inglés, geniales sin duda.
Aqui el nivel underground está alto, ¡pero eso nos beneficia a los asistentes!

Tras recibir la llamada del tercero en discordia fuimos a buscarle, previo paso por el Mc...(benditas hamburguesas a 1 pound, que bien pegan con la ebriedad) y marchamos a otro local, con música rock e indie, que abría hasta tarde.
Omitiré este periodo ya que se resume en pinta tras pinta y al acabar otra más.
Aunque últimamente parezca que me he abandonado a las garras del alcohol no es cierto (del todo al menos), las semanas se hacen duras buscando trabajo, pateando la ciudad sin rumbo con el único objetivo de perder otro curriculum más a manos de algún manager.
Al llegar el fin de semana, lo que apetece es una noche de no pensar, solo disfrutar de la vida nocturna, que aquí no falta.
Para acabar he de decir que la vuelta fue un show en sí misma.
Tras una hora esperando a un autobús que nos llevara a algún lado conocido en un barrio nuevo y a altas horas de la madrugada, conseguimos coger uno.
Este podría denominarse el "spanish bus" ya que el piso de arriba era patrio casi por completo, ¡había más fiesta en ese reducido espacio que en el barrio al completo!.

Una noche que empezó bien y mejoró exponencialmente hasta su cúlmen a la vuelta, quizá fuera la necesidad de rock que sentía o quizá la buena compañía, pero yo apostaría por la mezcla de ambas.

Capítulo 2: La zaburda ya no lo es tanto

Mientras escribo, mis señores padres estará cogiendo sus maletas en Luton, a escasas 30 millas de mi zaburda.
Como ya he explicado antes, esta es mi zaburda, pero no deja de ser un piso/casa de estudiantes masculinos, con todo lo que ello conlleva.
Si me preguntarán por el punto fuerte del piso/casa, dudaría entre la localización céntrica o la buena compañía, pero no incuiría en esa lista la limpieza, seguro.
Por ello esta tarde ha tocado limpieza general, aprovechando que la casa estaba sola he podido arremangarme, poner la música alta y aspirar los vapores de los productos de limpieza.
Hay que partir de la base de que los ingleses tienen una extraña manía de poner moqueta en todos lados, cualquier día se arrancan con los parques y adios al césped.
Los conceptos escoba y fregona son desconocidos para ellos, curioso para una nación colonialista que podría haber importado algo más que expolios de ruinas.
Lo único que se puede usar es la aspiradora, así que con ella he empezado por las partes sencillas y asequibles: la escalera y mi habitación.
Feliz me hallaba yo de lo poco que había tardado hasta que he recordado la cocina/sala de estar/lugar de reunión/zona de fumadores (si, todo reducido a menos de 10 metros cuadrados).
Eso es la fiesta de la mugre, había platos a los que se puede llamar de usted y recibir una contestación en arameo, vasos que tras fregar y fregar he decidido mentalizarme de que son de cristal mate, e incluso un vaso verde que debo recordar no beber nunca de él mientras no quiera criar hongos.
Imaginad un vaso usado para dejar las bolsas de té usadas (sí, muy inglés pero su olor me sigue recordando a cuando estoy enfermo), esas bolsas podría ser catalogadas como arma y si los científicos estudiaran su composición descubrirían que el diamante no es el componente más duro, es el té curado.

Tras un par de horas de limpieza, parece una zaburda aceptablemente limpia, pero con que aguante hasta la visita paterna/materna me vale, que tampoco hay que abusar.

Capítulo 3: Despedida y cierre

Entrada larga la de hoy, lo sé, pero es un día para celebrar.
El blog ha pasado de las 2000 visitas, y eso es un triunfo para mí.
Descubrir que sigo soltando mis parrafadas, mis preocupaciones y que aún tengais ganas de leerme me emociona.
Podrían pasarme 2000 cosas, podría escribir 2000 entradas más, podría molestar a 2000 personas más (o molestarse ellos mismos), pero sin vuestras 2000 visitas esto no sería nada.

2000 gracias, perdon, millones de gracias por apoyarme para seguir este proyecto.
Gracias a vosotr@s estar tan lejos no importa porque me haceis sentir allí, en cada pantalla de vuestr@s ordenadores (Mac espero, recordad Windows=caca).
Por todo ello y por lo que queda por venir GRACIAS.

Foto: Primrose hill al atardecer
Sonando: Absent are the saints (36 crazyfists)

domingo, 21 de marzo de 2010

Esperar no asegura resultados

Y os preguntareis con toda la razón para qué pongo una bandera irlandesa cuando estoy en el Reino Unido...
No, no me he mudado de país (al menos de momento) ni me he teñido el pelo para parecer un foráneo, lo que si que me he teñido esta semana ha sido el gaznate de un tono marrón oscuro casi negro, el tono de Guinness.

He estado esperando a actualizar para poder dar la buena noticia de que al fin tengo trabajo, pero como dice el título de hoy, esperar no asegura resultados.
La búsqueda continúa, con más fuerzas si cabe e incluso con alguna aproximación, ya que el jueves tuve una entrevista/prueba, vamos mejorando.
La prueba era para estar de barman (aquí denominados "bartender") en un club de tarde/noche/madrugada cerca de casa.
Cuando me llamaron para ir, lo primero fue intentar entender y asimilar lo que me habían dicho, que a la gente de calle les entiendo bastante bien, pero por teléfono es prácticamente imposible.
Aparte de la hora y el lugar había un detalle que me tenía sinceramente preocupado dada su naturaleza extraña: el manager insistió repetidas veces en que debía ir con vaqueros (normal, no pensaba ir en chándal) y con una camisa de manga larga negra y apretada.
Este fue el punto en que mi mente comenzó a divagar formulando preguntas que era incapaz de resolver, ¿Se trataría de un bar gaylord?, ¿Sería quizá un club de aficionados al sadomasoquismo amateur?, ¿O a lo mejor de un prostíbulo de alto standing encubierto?.
Pues no, simplemente era un pub excesivamente pijo, demostrando que mi mente en ocasiones omite las opciones más lógicas y toma caminos que ni yo mismo entiendo.
Tras cuatro horas currando como los demás bartenders, el manager me dijo que el lunes me llamaría (y yo que me lo creo...).

Ahí acaba el resúmen de la semana laboral, al menos en ese aspecto ya que en mi adaptación a la vida inglesa hay más novedades, más interesantes probablemente.
Y aquí viene el porqué de la foto, esta semana ha estado regida por St. Patrick fuera de connotaciones religiosas y dentro de lo que para mí significa: música irlandesa, guinness y por descontado, fiesta.

Todo comenzó el domingo pasado con la celebración oficial, un acto más destinado a familias y gente que sea capaz de estar en el centro de London un domingo a las 12 de la mañana y mantener los ojos abiertos.
Demostrando una fuerza de voluntad absoluta allá nos encontramos el señor de Buitrago ( no sigo, que la rima es asombrosamente sencilla), unos italianos de su hostel y yo, viendo la cabalgata en primera línea de fuego, rodeados de niños que se habían tragado una bocina (o varias, además de alta frecuencia) y viejunas con paraguas asesinos (lo sorprendente es que no llovía ni había amago de ello, pero claro, son paraguas de defensa personal...).
Contando con que Irlanda no pertenece a UK, fue curioso ver como desfilaba cada condado irlandés con camiones de música y baile típicos, bandas de música al más puro estilo universitario americano (pero con faldas ¿escocesas? vaya cacao que tienen los pobres) y cientos de pelirrojos animando a voz en grito a los pertenecientes a su condado, o quizá a su equipo de fútbol o rugby, no hay quien les entienda.
Más folclórico el tinglado que Pitingo haciendo un dueto con Farruquito, aunque menos rancio, por suerte.

Mención especial merece la comitiva del pueblo más cutre de toda la isla irlandesa: Sligo.
En los mapas aparece como si fuera grande y el pueblo se compone de un río negruzco (no, no olia a Guinness ni por asomo) un supermercado y un pequeño albergue regentado por dos hermanos muy peculiares y a la vez distintos: "Sindy" y "Zopaz", pero esto es otra historia que quizá algún día cuente
Volviendo a los representantes de tan variopinto lugar, se trataba de unas 20 personas con una pancarta blanca (con el nombre del pueblo pintado, juraría, a mano alzada) y detrás tres personajes vestidos de Leprechauns (Xolo, Manu, ya sabemos donde estában) encima de camionetas (verdes, of course).
Muy acorde al tamaño y relevancia de su ciudad natal.
Perdonad el salirme un momento de la vida londinense pero al recordar lo pasado en Sligo, la nostalgia me pudo, la gente que no esta aquí pero que quiero que sepan que están presentes de una u otra manera.

Tras la cabalgata (aquí la denominaban la "St. Patrick´s parade" que queda mejor, pero es lo mismo), nos dirigimos a la fiesta que verdaderamente representa un día como ese.
Trafalgar Square estaba cerrada, con un escenario por el que pasaban muchos grupos de música irlandesa presentados por un hombre obsesionado con los hispanos, cada vez que presentaba a un grupo, hacía alguna alusión a que aquello estaba lleno de castellano-parlantes, y no le faltaba razón.
¿Qué castellano puede perderse más de 10 horas de música y cerveza?
En la plaza había unas 4000 personas según el periódico, aunque estoy seguro que la policía diría una cifra y el ayuntamiento otra, ya sabemos como son las cosas...
Pero el mejor punto de esta fiesta fue que, aunque vendían cerveza allí, los seguratas no tenían problema en que pasaramos con bebida del exterior.
Conclusión, viaje al super, cargar una mochila de las yonkilatas más económicas y vuelta a la plaza.
En definitiva, un domingo para recordar.

Esta semana han pasado más cosas relacionadas con el patrón de la Guinness, pero un servidor debería cocinar algo si quiere que su estómago deje de rugir.

Ya sean el hambre, cerrar las heridas (exteriores e interiores), las anécdotas, el trabajo, las buenas noticias, las malas noticias... todo llega a su debido momento.

Foto: La semana Irish
Sonando: The Auld Triangle (Dropkick Murphys)

sábado, 13 de marzo de 2010

He vuelto


Pues si, hoy tambien toca entrada optimista, que cada día estoy mejor por aquí.

El único punto negativo, y por él voy a comenzar, para acabar con buen sabor de boca, es la búsqueda de trabajo.
De momento completamente infructuosa, pero mis ánimos son buenos, ¡así que estoy seguro de que algo saldrá pronto!.

La noche de los viernes se está empezando a denominar la "wiski night", y no le falta razón al nombre...
Anoche una vez más me fui con los compañeros de casa, esta vez a otro lugar algo más alejado de la ya famosa cocina.
Esta vez fuimos a casa de un amigo suyo, y ahí estuvimos el susodicho (un taiwanés bastante majete), su compañera de piso (taiwanesa también), el de Bangladesh, los hermanos finlandeses/rusos y yo, otra noche multicultural.
Todo esto aderezado con dos botellas y media del wiski tan bueno que venden en las tiendas 24 horas (modo ironía off).
Vamos subiendo el ritmo, y con ello aumenta la sociabilidad de las personas, así que como dijo el filósofo "el fin justifica los medios".
Para cambiar un poco, esta vez no bebimos de forma pausada, si no con juegos (si, aquí también tienen de eso).
Uno de ellos he decidido importarlo a tierras segovianas, realmente merece la pena, pero de momento no voy a explicar su funcionamiento, sólo el nombre y que cada uno piense lo que quiera: "The goalkeaper" (El portero).
Otro gran descubrimiento de la noche es que aquí también tienen su propia versión del conocido "pim pam pum", sólo que por estos lares la complicación aumenta hasta convertirlo en el "ping ping pong pong ping pong pa".
Tambien merece la pena, otra importación pendiente.

Tras dos botellas decidimos que era una buena noche para salir de "clubbing" (lo que viene siendo ir a garitos en lengua inglesa, que queda como más cool), pero no se nos ocurrió a ninguno pensar que quizá, sólo quizá, a las 2 am no podríamos entrar gratis a ninguno de estos lugares.
Aún así el paseo al fresco se agradeció, y sirvió para descubrir que tengo una zona de marcha a escasos 10 minutos de casa, buen descubrimiento.
Se trata de "Shoreditch", un entresijo de calles con una gran concentración de bares/clubs/pubs/discotecas por metro cuadrado (¿o estando aquí debería decir por yarda cuadrada?), volveré otro día ya que había bastante ambiente y especialmente féminas, para qué engañarnos.
Dada la imposibilidad de entrar sin pagar, nuestras poco lúcidas mentes pensaron que lo mejor era volver a nuestra comfortable cocina previo paso por la tienda 24 horas con la intención de aprovisionarnos.
Y eso hicimos, haciendo caso al nuevo fichaje taiwanés improvisamos y en vez de mezclar con Coke o 7up, compramos agua mineral con sabor a frambuesa (si, existe).
Extrañamente y contra todo pronóstico, el invento estaba bueno (y una importación más).

Pero seguramente a estas alturas de entrada quien aún aguante el tipo (Rosendo remember) y continue leyendo se preguntará ¿A qué viene el título? y ¿Por qué hay una foto de una guitarra?.
Pues porque he vuelto, realmente lo necesitaba, así que en una de mis innumerables tardes en Denmark Street (AKA "El paraíso") sucumbí ante esta preciosidad.
Se trata de una PRS SE Santana del 2001, un modelo que ya no se fabrica y que me enamoró, ya no sólo visualmente (sabeis la debilidad que siento por las guitarras blancas) si no por su sonido y comodidad.
Es una guitarra sumamente polivalente, con mucho cuerpo cuando le das distorsión (incluso afinada en Drop D) y unos limpios cálidos (sí, los limpios existen, no son los padres).
Aparte de todo ello, el precio era inmejorable, por esa cantidad habría podido optar poco más que a una Academy, apretando a una Epiphone de gama baja.

Y de ahí viene el título de hoy (y la felicidad que le acompaña), porque aunque haya gente que intente callarme, inclusive con amenazas, no lo van a conseguir porque he vuelto a lo que más me gusta con más fuerzas si cabe.
Sobre el tema de mi regreso (musical, de momento no me planteo un regreso físico a las castillas), si todo va bien, habrá jugosas novedades en las próximas semanas...

No me canso de repetirlo, he vuelto.

Foto: La niña londinense
Sonando: 911 for peace (Anti Flag), o Antifaz si lo preferis

martes, 9 de marzo de 2010

24 Hours power


Tras el primer finde en el que realmente me he sentido a gusto en Londres, llega la hora de compartir mis experiencias, volviendo un poco a la forma primaria de este blog.

He de decir que el viernes me llevé una grata sorpresa por parte de mis compañeros de casa/piso ya que apareció por casa uno de los finlandeses con una botella de wiski que habia comprando en Sainsbury´s, marca Sainsbury´s, por 3 pounds...me temí lo peor sinceramente.
Por un momento sentí un flashback al vodka "Moskovskaya", pero como ya he explicado anteriormente la gente (en este caso las apariencias) no siempre son lo que parecen.
Poneros en situación porque parece un chiste de libro, dos finlandeses de familia rusa, uno de Bangladesh y yo tirando de copazos en la cocina (AKA Living room) e intentando mantener una buena conversación en una lengua que no es materna para ninguno de nosotros...
Aún así y contra todo pronóstico, tratamos cantidad de temas e incluso había tiempo para chistes y anécdotas escatológicas.
Dado que el ambiente estaba tan animado y ya nos habíamos hecho con la botella, llega el momento en el que entendereis el porqué del título de la entrada que hoy me lleva.
Decidimos que había que ingerir más alcohol, ¡al fin y al cabo la noche es jóven como nosotros!.

Una de las bendiciones de esta grab urbe son las tiendas 24 horas (regentadas en su totalidad por hindues o pakistaníes), donde puedes comprar desde desodorante hasta comida pasando por tabaco o alcohol.
7 días por semana, 24 horas al día, benditos ingleses.
Y teniendo la posibilidad de comprar más wiski, ¿por qué no hacerlo?, dado que la respuesta a esa pregunta era inexitente, bajamos al lío.

En resúmen, que a las 4 de la mañana, tras dos botellas me sentí sumamente a gusto.
Quizá fuera por la incipiente ebriedad, no lo descarto, pero yo quiero pensar que fue por mi estado anímico.
Estar tanto tiempo conversando agradablemente con mis compañeros me hizo sentirme como en casa, ahora sí que puedo decirlo.
Por otro lado para mí poder mantener una conversación así en el estado en que estábamos fué increíble, me hace pensar que mi nivel de inglés no es tan malo como pensaba los primeros días: llegaré a adaptarme al completo.

El sábado lo tomé como día de descanso, incluyendo un buen paseo por el norte de Londres (Camden y alrededores) con Xenxo, que todo hay que decirlo, cada día le veo más aclimatado, me alegro por él.
En este paseo descubrimos una tienda digna de reseñar: "99 peniques".
Se trata de una copia de los 20 duros castellanos, una tienda en la que TODO esta a una libra o menos, desde gel de ducha, escobas o elementos de papelería hasta comida y bebida.
Tras una vista de la misma decidimos arriesgarnos y probar algunos productos, no todos con igual suerte...
Los lacasitos de marca "Lentilky" son más que dignos, al igual que las sopas de sobre o el gel de ducha, sin embargo las albóndigas enlatadas y la ensalada de salmón (que yo juraría que era atún) no han corrido la misma suerte.
Seguiremos probando, por el bien de nuestra economía y nuestros estómagos.

La noche del sábado y el domingo puedo valorarlos como uno sólo ya que no salí de casa.
He viajado overseas (sorry, me encanta esa palabreja) por muchos motivos, pero principalmente para estudiar, y a ello dediqué ese periodo de tiempo.
Ayer lunes tenía que entregar la mezcla de una canción y trabajé al máximo para que el resultado fuera el mejor posible, y ahora no me arrepiento en absoluto.
Ayer escuchamos todas las mezclas en la clase, cosa que me tenía algo inquieto ya que iba a valorar mi trabajo un ingeniero de sonido que ha mezclado discos de Withney Houston o Gorrillaz entre otros.
Pero salió bien, le gustó y para mí esto es una victoria más, una señal más de que esta ciudad tiene mucho que ofrecerme y aquí estoy, dispuesto a ello.

Para finalizar la entrada de hoy me gustaría escribir un tema que he estado dando muchas vueltas...
Muchos me habeis pedido que haga fotos a mi compañero japonés (a partir de ahora le llamaré "Otawa" ya que no soy capaz de memorizar su nombre), y he decidido que no lo voy a hacer.
Creo que es mucho mejor que cada uno se haga su imágen mental de este cuadro andante y no la contamine con la realidad.
Para ayudaros a crear esa foto imaginaria, hoy os voy a dar más datos sobre su calzado, porque realmente es digno de mención...
La semana pasada llevaba unas botas de montar a caballo rojas, con los pantalones por dentro, claramente.
Esas me impactaron, pero no llegan al punto de lo de ayer ni por asomo.
Ahora haced un esfuerzo, porque esto no es fácil de concebir: imaginad unos zuecos (abiertos por detrás, lo que vienen siendo unos zuecos) con un poco de plataforma de madera y recubiertos con una tela con imágenes de "smilies" (la tipica cada feliz vamos).
La única definición posible es una mezcla entre el zueco típico asturiano y las vans/hapyluck con estampados modernetes.

Y como me sigo sintiendo liberado (aunque me intenten convencer de lo contrario) y a gusto, ¡con esa imágen os dejo hasta la próxima!

Foto: La pared de mi habitación, al fin me siento en casa
Sonando: Wish you were here (Pink Floyd)

viernes, 5 de marzo de 2010

La empatía, esa gran desconocida


No pensaba actualizar tan pronto, pero algo dentro de mí me pide que lo haga para cerrar un capítulo de mi vida.
Y para ello voy a intentar llegar un poco más allá con la reflexión que hice en la última entrada.

Existen dos tipos de opiniones, unas son las argumentadas, las civilizadas, esas que me encanta escuchar, aunque disten completamente de las mías.
Estas indican que la persona que las posee ha pensado las cosas, ha usado su punto de vista y ha formado esas opiniones.
Siempre, sin excepción, estaré dispuesto a escuchar opiniones de este tipo ya que una discusión basada en ellas puede llevar a puntos muy interesantes, especialmente a la empatía (otra gran desconocida), a saber qué y sobre todo por qué la otra persona piensa justo lo contrario.
El otro tipo son las de "tiro la piedra y escondo la mano", las que no tiene lógica alguna y antes o después caen por su propio peso.
Estas no merecen ni ser escuchadas ya que solo contaminan nuestros oídos, provocan impotencia por su propia absurdez.

Se que hay gente molesta por lo que escribo (no soy ciego ni sordo, aún) y puedo llegar a entenderlo, pero sólo porque quizá ellos no han comprendido el funcionamiento del mismo.
Tampoco lo he explicado nunca, todo cuadra.
Cuando me siento a escribir, plasmo lo que vivo día a día y dudo mucho que alguien se pueda sentir ofendido porque cuente mis experiencias a 2500 km., más bien los habrá que se sentirán aliviados, aunque tampoco sé para qué se molestan en perder el tiempo leyendo esto los susodichos...
La parte conflictiva y que quiero aclarar es la intimista, lo que siento, mi punto de vista.

Yo no tengo la verdad absoluta, ninguno la tenemos y por ello lo que escribo no debe ser tomado a la ligera.
Habrá gente que desprecie lo que escribo, cosa que no podré llegar a comprender ya que son simples reflexiones, opiniones fundamentadas en cómo veo yo las cosas y por tanto merecen un respeto.
Animo a esa gente a que huyan de las comidillas y las críticas de patio de colegio y sean capaces de hablar conmigo directamente (lo más que se puede a esta distancia), que yo estaré encantado de analizar su punto de vista y explicar el mío.
Posiblemente (seguramente más bien) cada uno siga con la suya, yo no intento cambiar la opinión de nadie ni quiero que nadie intente cambiar la mía, pero al menos entenderé el porqué (y otro gran desconocido)...

También habrá gente (espero que la mayoría) que tome esto como lo que es: simples opiniones, y como tal las respete aunque no las comparta.
Finalmente estarán los que asuman que esto es la realidad: están equivocados.
Y que no sea la realidad no quiere decir que sea mentira en absoluto, simplemente es MI realidad.

Y volviendo al tema de la verdad absoluta, ninguno la tenemos y yo tampoco, por ello me disculpo por incluir a más gente de la que debería en el mismo saco.
Hablando y una vez más (esta entrada es cíclica) exponiendo opiniones contrarias desde el respeto y la empatía se llega a la conclusión de que no se puede estar de acuerdo en todo (a veces en nada), pero que cualquier opinión argumentada debe ser escuchada.

Y con esta reflexión quiero cerrar un capítulo de mi vida.
He llegado al punto en el que he dicho todo lo que tenía que decir a la gente que debía decirlo, suya es la decisión de respetar o reirse de mis opiniones, mi punto de vista, mi vida al fin y al cabo, ya que sin opinión no somos personas y si no somos personas, no tenemos "vida" metafóricamente hablando.
Y aunque duela, me siento liberado de la carga que supone el no ser escuchado, el no tener la posibilidad de dar voz a mi mente.

It´s up to you to feel free (depende de tí sentirte libre)

Foto: Capítulo cerrado (no el blog, aún me queda mucho por vivir)
Sonando: El hormiguero (Discordia)

jueves, 4 de marzo de 2010

Survive


Y para celebrar las 1000 visitas con las me habeis premiado, hoy no voy a hablar de Londres, ya que para bien todo va como debe ir, en camino de avanzar como persona.
Hoy quiero escribir más desde dentro, de algo que creo que muchos entendereis, una reflexión del mundo actual que se puede resumir en una sola pregunta sin respuesta:
¿En que nos hemos convertido?.

Vivimos en un mundo en que nadie es capaz de aceptar que existan opiniones distintas, todo lo diferente es malo y por ello debe ser castigado.
En ningún momento quiero hacer cambiar la opinión de nadie porque creo que lo más bonito está en ver que no todo es como pensamos, que pueda haber otros puntos de vista más allá de nuestro ombligo.
Siempre he intentado aceptar otros puntos de vista, analizarlos e incluso cambiar el mio propio cuando veo que estoy equivocado.
Y aquí viene el siguiente punto, la disculpa... esas putas palabras que todos en algun momento tenemos miedo de pronunciar.
No me estoy disculpando por nada ahora mismo si eso es lo que pensais, simplemnte hago un alegato a esas palabras (dos para ser exactos) que solucionan tantas y tantas cosas, y sólo pensar en todas las que podrían arreglar, me da un vuelco el corazón.

Londres me está cambiando, tengo mucho tiempo de pensar y analizarme, ver lo que he hecho mal e incluso cambiar ciertos aspectos de mi personalidad que no me llevaban a ningún punto.
El más notable es la sinceridad, esa gran desconocida.
Sé que no siempre he sido sincero, especialmente conmigo mismo, evitando dar mi verdadera opinión tantas veces solo por evitar un conflicto innecesario (o eso pensaba).
Es una postura cobarde en parte, y por ello si me disculpo, aunque quizá según quién y cuando, a alguno le haya interesado.
Pero eso se acabó, eso es lo que he aprendido buceando en mi interior, se acabó el "si bwana", se acabó el apoyar lo "inapoyable".

Y si no somos capaces de aceptar y respetar las opiniones de los demás (aunque no las compartamos), ¿En qué nos hemos convertido?.

Para acabar esta entrada algo más intimista de lo habitual, donde he desnudado más de mí que nunca, voy a poner la letra de una tema (novedoso cuanto menos en la forma de este blog) que da una posible respuesta a esa pregunta.
Obviamente cada uno tendrá la suya, pero esta es la mía (o la que tomo como mía).

En un lugar entre la felicidad y la ruina total
Los pies en tierra firme, a veces en el borde
Aprovechando cada momento o simplemente matando el tiempo
Renunciando a tus esperanzas y sueños, renunciando a...

La vida te ha tratado peor que mal
Coge un número y ponte a la fila
Todos nos hemos arrepentido, a todos nos han herido
Pero como sobrevivimos es lo que nos hace ser quien somos

Un obvio desinterés, una sonrisa que apenas puede salir
Solo asintiendo con la cabeza, un estatus quo exiliado
Eludo mis obligaciones, echo de menos tus plazos
Me encanta renunciar pronto y joder mi vida...

Todas esas sonrisas y el sol
Un mundo perfecto en un día perfecto
Todo funciona de maravilla
Nunca me había sentido tan jodidamente bien

La vida no es así...
¿Estamos destinados a una respuesta?
¿O a joder nuestra vida?

Como sobrevivimos es lo que nos hace ser quien somos

Por ello hoy me siento bien, a gusto podría decir.
Quizá las formas no sean las más diplomaticas, pero situaciones duras exigen palabras duras.
Se acabó el decir sí a todo, se acabó el callar cuando tengo la necesidad de hablar, se acabó la autocomplacencia.
Para limpiar una herida lo primero es desinfectar, soltar todo lo malo para que empiece a cicatrizar.
Hoy me siento liberado, al fin.

Foto: Survive (hoy la supervivencia marca la entrada)
Sonando: Survive (Rise against)